El título de esta pintura atractiva alude a un pasado oscuro y la esperanza de un futuro mejor. Paula Nicho Cúmez describe este cuadro: “Para mí, Guatemala ha sido ahogado, como en el mar. Siento que lo único que nos queda es volver a tejer el país, sin olvidar nuestras historias, que llevamos en la piel y en la voz.” La firma de los Acuerdos de Paz en diciembre de 1996 marcó el final de un largo período, comenzando con Pedro Alvarado en 1523, de sometimiento, discriminación, y genocidio contra el pueblo maya y el inicio de un nuevo capítulo en Guatemala con protecciones para las comunidades indígenas.
Los eventos que llevaron al genocidio por parte del ejército guatemalteco y la muerte de 200.000 mayas en las décadas de 1970 y 1980 comenzaron en 1954 con el derrocamiento del presidente elegido democráticamente Jacobo Árbenz en un golpe dirigido por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA). Árbenz apoyó la reforma agraria, pero empresas internacionales como United Fruit usaron su influencia para que los Estados Unidos financiaron en secreto un golpe. El gobierno exigía que los hombres mayas trabajaran en las plantaciones durante varios meses al año y les pagaran menos de un dólar al día. El golpe puso fin a la reforma agraria, pero algunos de los campesinos mayas, justificadamente descontentos, iniciaron acciones de guerrilla contra algunos propietarios de plantaciones. A medida que crecían los conflictos, Estados Unidos etiquetó a los rebeldes como comunistas y llevó a los líderes militares de Guatemala a Estados Unidos para entrenarlos en la lucha contra la guerrilla. Este entrenamiento de los militares condujo a las atrocidades contra el pueblo y las comunidades mayas. Un punto de inflexión en este conflicto tuvo lugar en 1993 cuando el ejército de Guatemala masacró a trece manifestantes en el pueblo de Santiago Atitlán, un destino turístico popular. Este evento causó furor internacional. El ejército de Guatemala por primera vez retrocedió. Las Naciones Unidas iniciaron negociaciones de paz que dieron como resultado los Acuerdos de Paz, firmado en 1996.
El cuadro de Paula Nicho Cúmez representa a una tejedora hilando el hilo que utilizará para tejer una tela. Las pinturas de Nicho Cúmez siempre contienen simbolismo. Aquí el hilo podría referirse a los Acuerdos de Paz, y la tela entonces podría ser el resultado de los Acuerdos. Entre sus muchas disposiciones, los Acuerdos de Paz de Guatemala contienen un “Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas.” Afirma que la cosmovisión maya está “basada en la relación armoniosa de todos los elementos del universo, en la que el ser humano es solo un elemento adicional, en la que la tierra es la madre que da vida y el maíz es un símbolo sagrado alrededor del cual la cultura maya gira.” Para los mayas, las disposiciones sobre derechos e identidad indígenas son la base para comenzar a ser aceptadas en pie de igualdad.
Un tema subyacente en todas las pinturas de Paula Nicho Cúmez es su perspectiva como maya y como mujer. Los Acuerdos de Paz contienen disposiciones para erradicar la discriminación contra los pueblos indígenas y especialmente contra las mujeres. Además, establece que la cultura guatemalteca se basa en la cultura maya y que todas las lenguas mayas merecen un estatus oficial, igual respeto e inclusión en el sistema educativo. En la pintura, la piel de la tejedora está cubierta con plumas de pavo real. Paula se refiere a su traje tradicional como su segunda piel. Ella dice que se sentiría desnuda si no usara este traje. Los Acuerdos afirman el derecho de los mayas a usar su traje tradicional en todas las circunstancias. El huipil (blusa) y el corte (falda) tejidos a mano de Paula la identifican como una maya del pueblo de San Juan Comalapa.
Uno de los elementos de los Acuerdos otorga a los mayas el derecho a practicar la espiritualidad maya tradicional abiertamente. Los Acuerdos reconocen la “esencia especial de la espiritualidad maya como un componente esencial de la visión maya del mundo.” Este reconocimiento tuvo un efecto inmediato. Los Ajq’ijab’ (guías espirituales mayas) comenzaron a practicar abiertamente su espiritualidad. Los Acuerdos mencionaron los sitios arqueológicos mayas como una parte importante del patrimonio de Guatemala; que los mayas deberían poder practicar su espiritualidad en estos sitios; y dijeron además que todos los lugares sagrados mayas deberían ser preservados.
Otro efecto de los Acuerdos fue ampliar significativamente el acceso a las comunicaciones y los medios de comunicación para las comunidades mayas. Ahora hay canales de televisión en cada pueblo con programas en los idiomas mayas que cubren temas desde festivales locales hasta política del pueblo. Desafortunadamente, incluso con avances tan significativos, los Acuerdos de Paz no podían por sí mismos esperar rectificar por completo un gobierno corrupto, o el racismo en los corazones de algunos ciudadanos. Los Acuerdos lograron avances significativos en la elevación del respeto y los derechos de los mayas. Muchos grupos e individuos continúan luchando para cumplir la promesa de los Acuerdos de Paz.