En el pueblo de Chichicastenango, el Popol Wuj, la historia de la creación prehispánica y la historia de los mayas k’iche’, fue escrita, olvidada y descubierta siglos después. Los escalones de la iglesia fueron construidos con piedras de un altar maya que estaba en el sitio. Hay veinte escalones, uno para cada día del calendario ceremonial maya. Todos los días, los guías espirituales mayas realizan ceremonias en los escalones.
Por lo tanto, los escalones frente a la Iglesia de Santo Tomás en Chichicastenango forman una línea de demarcación importante, entre la espiritualidad maya y la Iglesia Católica. Es el lugar más visible en el mundo maya donde se practica la hibridez de ambas tradiciones. Cada día los Ajq’ijab’ realizan los rituales en la escalera, representado en la pintura. Los mismos rituales no se permiten dentro de la iglesia. La Iglesia de Santo Tomás, ha visto oraciones ambos mayas como cristianos, por siglos. Una corriente de peregrinos mayas entra en la iglesia católica, encienden unas velas y ofrecen sus oraciones. El sentido de una santidad profunda llena el espacio, y afecta cada persona que sube la escalera y cruza el umbral.
La Iglesia de Santo Tomás fue construida en el sitio de un antiguo altar maya. Se dice que las piedras de los escalones provienen del altar maya original, y cada uno de los veinte escalones corresponde a un día del calendario maya. Los Ajq’ijab’ que realizan las ceremonias son los cargadores del tiempo, personas que llevan un registro del calendario maya y el significado de cada día. En la plaza frente a estas escaleras, hay el famoso mercado de Chichicastenango los jueves y domingos. Las velas, flores e incienso para las ceremonias se venden diariamente en puestos cercanas.
En 1702, un maya k’iche’ compartió un manuscrito con Francisco Ximénez, párroco de la Iglesia de Santo Tomás. Este manuscrito, escrito en k’iche’ utilizando el alfabeto latino, llegó a ser conocido como el Popol Wuj. Es uno de los pocos relatos escritos de las creencias religiosas mayas prehispánicas, incluida su historia de la creación, que sobrevivió a la destrucción a manos de los sacerdotes católicos. Ximénez copió el manuscrito maya original, traduciéndolo del k’iche’ al español, con los dos textos alineados en columnas paralelas. La copia de Ximénez ahora se encuentra en la Biblioteca Newberry de Chicago. Se supone que el manuscrito k’iche’ original que él copió está perdido.