Cada año hay un cambio en las personas que desempeñan diferentes cargos en las cofradías religiosas mayas. El funcionario saliente le da el poder y los emblemas del cargo al funcionario entrante, y la pareja se abraza. En esta pintura, los funcionarios están entregando objetos como la vara (el bastón de autoridad); las azuelas para enterrar los cuerpos; y el censor para quemar incienso.
En el año 1994, Lorenzo González Chavajay compartió su idea para su próximo gran cuadro: “Las costumbres de antes, que no quiero olvidar[las]… Los favoritos para mí son las costumbres de mi pueblo. Eso lo que estoy pintando [allá]…es una texelaa’ con su candela, y este es la mujer de un cofrade. Cuando van a cambiar las cofradías, ellas llevan su incienso. En una mano tiene incensario, en la otra mano tiene un cajoncito donde le echan el incienso, para cuando se termine el humo echan otra vez el incienso. Así con el tiempo, dibujaré un cuadro especial de entrega de las cofradías. Uno entrega y otra es cuando se abrazan. Pero [necesito dibujar] un montón de mayordomos, un montón de texelaa’, para que vayan juntos. Una parte que entregue, y otra parte con el tambor y chirimía, también. Un montón. Esa es una bonita costumbre, pero para dibujar, necesito una tela grande. Pues, vale la pena, sí. Pero sí, lo voy a hacer. Lo hago, tengo planificar en hacer, si Dios me da la vida, tal vez.” Esta fue la penúltima pintura del señor González Chavajay, completaría antes de su muerte.
Los miembros de la cofradía sirvieron por un año, después de lo cual en una ceremonia transfirieron su poder y los emblemas de la cofradía a los nuevos funcionarios entrantes. El emblema más visible, está en la cabeza de la vara, muestra una imagen que simboliza esta cofradía. En las comunidades mayas más grandes y ricas, las cabezas de las varas eran de plata; en pueblos más pequeños o pobres, como San Juan la Laguna, serían de madera pintada. Durante el año de servicio, los miembros de la cofradía tendrían que dejar su trabajo y responsabilidades habituales y dedicarse completamente a la cofradía. Los miembros de la familia se encargan de su trabajo. A demás de dedicar su tiempo y energía, se requeriría que el k’amal b’eey (cofrade principal) albergue las fiestas que le corresponde a la cofradía a su cargo durante el año. Su honor obligaba al k’amal b’eey de la cofradía a sufragar los gastos de estas celebraciones, y a veces necesitaba vender sus tierras o de sus familias para cumplir con estas obligaciones.
En el cuadro, están representados dos miembros de los cofrades que llevan azuelas, propiedad de la cofradía. Se utilizan para cavar tumbas. Lorenzo explica: “En cambio, antes era el pueblo y los cofrades que tenían que disponer los cuerpos. Pero, ahora ya no existen cofrades. Anteriormente, hay al morir una persona, el cofrade es el que se encargaría de llevar al entierro. Los mayordomos, y los seis cofrades tenían que cubrir la semana por cualquier difunto o por cualquier muerto. Lunes, parece que es el Cofrade San Nicolás; martes parece que es el Cofrade San Antonio de turno; miércoles, El Rosario; jueves, el Corpus Cristus, que Sacramento le dice; el viernes es la Santa Cruz; y el sábado es la Virgen de Concepción… En cambio, ahora, si se muere un evangélico, la misma iglesia evangélico tiene que ir a enterrar su difunta. Ahora si se mueren católicos, la iglesia católica se encarga a realizar el entierro. Siempre hay grupos de turno pendientes lo que pasa en la iglesia católica, pero antes éramos los cofrades los encargados.”
Las citaciones en este texto eran editadas por claridad.