Esta ceremonia maya, para traer niños a la comunidad y bendecirlos, es similar en espíritu a la ceremonia del bautismo cristiano, excepto que se usa fuego en lugar de agua para la purificación. La Iglesia Católica no lo reconoce como una ceremonia cristiana, por lo que se lleva a cabo en un sitio ceremonial sagrado fuera de la comunidad.
El artista Pedro Rafaél González Chavajay explica la simbología de la obra:
Maltyoxineem significa “Gratitud a Dios.” Nuestros antepasados o abuelos Tz’utujiles y Kaqchiqueles creían en el Ajaw, que significa “Dios del Cielo y de la Tierra.” La obra es una presentación de niños ante el Ajaw. Esto lo hacía un ajq’iij, que significa en español sacerdote maya. Es como hace la iglesia católica actualmente, que bautizan a los niños y a los bebés recién nacidos. También los evangélicos practican el bautismo con los niños ya grandes y adultos. La diferencia es que lo hacen reuniendo a los niños de cada pueblo con sus distintos trajes e idiomas. Se reúnen en el verano durante el nuevo año maya, en un lugar sagrado en donde se realizan ceremonias, ritos, curaciones. Al terminar esta presentación los padres de familia hacen una gran fiesta, porque el niño ya es parte de la familia, miembro de la comunidad, y reconocido por el Ajaw.
Nota que el término tz’utujil Maltyoxiineem (o, en k’iche’, K’amowaaneem) quiere decir “Agradecimiento por lo recibido.” Para los Tz’utujila’ y Kaqchikela’, el nombre formal del “Ajaw” (del “Señor”) es Tepew Q’uq’kumatz. El ajq’iij referenciado para Pedro Rafael es un contador del tiempo. También, nota que en la cultura maya, no se utiliza agua para la presentación, sino ofrecimiento de ofrendas, flores blancas que simbolizan la vida del nuevo Ser.
De igual manera realizan un acto especial entorno al día o fecha especial del niño o la niña, donde le piden a los padres de buscar un árbol fuerte, donde tienen que llevar ofrenda también. Esto significa la siembra o la base de la vida del niño o la niña. También es la otra manera de poder aprovechar la presentación de los niños y niñas. Esto es público, y la actividad es para abrir el espacio para la presentación formal del niño o la niña en algún centro ceremonial. Y de más, el niño o la niña ya es asegurado para la convivencia con la sagrada naturaleza.
El artista Pedro Rafaél continua:
Se ve muy pocos que realizan este tipo de ceremonia, porque estamos rescatando nuestra cultura maya, especialmente nuestra religión. Se ve más el bautismo de las religiones católicos y evangélicos en sus respectivas iglesias cristianas. El sitio ceremonial cerca de San Pedro es un lugar que se llama Chi kaqajaay. Es el sitio más grande que existe todavía. Lamentablemente los católicos lo dividieron en dos: actualmente hay un pequeño edificio moderno en donde está una virgen y realizan la misa cada semana. La otra mitad se usa para ceremonias mayas. Hay otros dos más, pero son pequeños y se utilizan actualmente para cualquier ceremonia. Se desaparecieron algunos, pero sí existen tres todavía.
¿Por qué hay un sacerdote maya de Chichicastenango en esta ceremonia en San Pedro la Laguna? Según mi abuelo, la gente invitaría a un sacerdote de un pueblo diferente siempre que fuera posible. Hoy en día, cuando tienen un sacerdote del mismo pueblo que patrocina la ceremonia, la gente de pueblos cercanos y lejanos aprovecharán la oportunidad para presentar a sus bebés recién nacidos al Ajaw. Los padres también aprovechan la oportunidad para presentar a sus hijos pequeños, si es necesario. Es por eso que la pintura muestra muchos tipos diferentes de trajes, porque la gente proviene de diferentes pueblos.
Hubo un tiempo en que se dejó de practicar la espiritualidad maya en las grandes comunidades tales que Quetzaltenango, entre otras. Sin embargo, las pequeñas aldeas, cantones y caseríos han continuado y guardado dicha práctica. Actualmente, gracias a las luchas sociales por los derechos y la reivindicación de la cultura maya, se vuelve de nuevo dichas prácticas sagradas de las presentaciones de los niños y niñas mayas.