Los Maya frecuentemente consultan a un ajq’iij antes de grandes decisiones o proyectos con la esperanza de ganar un buen resultado. La mujer y su hija en este cuadro no llevan el traje tradicional de Chichicastenango, así que probablemente han viajado desde lejos para consultar a los ajq’ijaab’ [forma plural referido a los ancianos que tienen la misión de ayudar, trabajar y guiar a la comunidad] de Chichicastenango. Probablemente este ritual era arreglado antes, dejando al ajq’iij la oportunidad de escoger un día propicio.
Antes de empezar, el ajq’iij pide varias preguntas a los participantes. La adivinación ocurre encima de una mesa especial, la santa mesa del ajq’iij. Este incluye un altar y aquí él realiza sus ceremonias. El ajq’iij cubre la mesa con un mantel para evitar contacto directo con la mesa. Empieza con una oración en las cuatro direcciones cardinales, pidiéndoles quitar sus fallas para que la adivinación sea precisa. Aquí abre su bolsa de semillas de tz’ite’ (árbol de pito) y pone varios objetos adivinatorios sobre la mesa. También enciende velas y quema incienso. Las velas coloradas llevan intenciones diferentes. El ajq’iij divide sus semillas en dos partes. En un lado se arreglan en grupos de cuatro semillas, los grupos arreglados en filas regulares para representar los días del calendario. El ajq’iij pide más preguntas y siguen discutiendo sus problemas. Al final, muchas veces el consejo fomenta a la gente hacia sus metas, o les piden directamente a realizar un ritual especial en algún lugar santo específico en un día particular. Cada pueblo maya tiene sus propios lugares locales, y cada cual lleva su propia función o tema.