El maíz es la fuente de alimento más importante para los mayas. Una planta autóctona de las Américas, el maíz fue tan importante para los antiguos mayas que se representa en cerámicas y en murales en templos. El Popol Wuj relata cómo se formaron los primeros humanos del maíz; por eso los mayas se llaman «hombres de maíz.» Hay cuatro palabras diferentes que indican las diferentes etapas del maíz: jilote, elote (la fruta fresca del maíz); mazorca (la fruta seca); y maíz (los granos secos individuos).
En los pueblos y aldeas mayas de Guatemala, la mayoría de las familias cultivan suficiente maíz para alimentarse durante todo el año. A menudo las mujeres mayas en familias campesinas empapan el maíz en cal durante la noche, luego se levantan antes del amanecer para moler el maíz en masa. Después, hacen tortillas frescas para que los hombres las llevan cuando van a trabajar en los campos. A diferencia de las mujeres mexicanas, que usan típicamente una prensa de tortillas, las mujeres mayas forman las tortillas pequeñas y gruesas a mano. Los hombres se van antes de que el sol se levante, habiendo tenido sólo café, y llevando un bulto de tortillas. Llegan a sus campos cuando salga el sol, para que puedan trabajar en el fresco de la mañana, antes de que el día se vuelva demasiado caliente. Cada hombre puede consumir de diez a veinte tortillas mientras trabaja en los campos.
Del maíz cosechado, la gente reserva los mejores mazorcas para sembrar la cosecha del próximo año . Antes de sembrar la semilla tan cuidadosamente seleccionada en sus campos de maíz de las laderas, las comunidades llevan a cabo una ceremonia de bendición del maíz. Ese rito reconoce la relación esencial de la gente maya con este cultivo básico y los vincula a la historia de la creación maya escrita en el Popol Wuj. La ceremonia tiene lugar antes de que las lluvias comienzan en mayo, durante los primeros meses del año nuevo en el calendario solar maya. Más tarde, cada campesino siembra el maíz con reverencia, con el conocimiento de que está siguiendo los pasos de los antepasados.
En esta pintura de Pedro Rafaél, vemos el pueblo de San Pedro la Laguna a mediados del siglo XX, a juzgar por el traje y por las casas hechas de adobe con tejados de teja, o de caña con techos de paja. Las mujeres han preparado un atol (una bebida espesa y caliente) hecho de maíz. Vemos mazorca de los cuatro colores, atado a un poste.
Declaración del Artista: “Nosotros los maya llevamos en nuestra sangre el conocimiento del maíz. Recuerdo que cuando mi madre estaba embarazada de mi hermano, mi abuela le preparó diferentes tipos de atol, como maatz’, q’utuuj, ch’aroon, etc. También preparó una variedad de tortillas para comer, en los diferentes colores del maíz: blanco, amarillo, rojo, y negro. También hizo tamalitos con la hierba chipilín, tamalitos con frijoles, tamalitos lisos, etc. Es por eso que pongo hombres de maíz en esta pintura—porque pasamos desde el vientre de nuestra madre hasta que nuestra muerte, trabajando en la cosecha de maíz.”