Panel 2: Ancianos del pueblo, gobierno municipal
Los paneles segundo y tercero del tríptico tratan sobre el gobierno local y la Iglesia Católica. La Iglesia Católica y el gobierno municipal de San Pedro y todos los demás pueblos mayas del altiplano de Guatemala, en ese momento estaban intrínsecamente entrelazados en un sistema ceremonial civil. En el panel central del tríptico, el hombre entre las dos cruces es el alcalde del pueblo. Lleva en la mano una vara que simboliza su oficio de autoridad. Directamente detrás de él está la cabeza de un hombre que lleva un distintivo su’t (pañuelo en la cabeza) rojo, lo que indica que es uno de los principales (ancianos de alto rango) del pueblo.
Cuando llegó el antropólogo Benjamín D. Paul en 1940, el sistema ceremonial civil aún era fuerte y las cofradías aún activas. Él dice, “… fue una maravilla para la vista. Producto de incontables años de funcionamiento, su organización era intrincada y perfectamente articulada. Y cumplió una serie de funciones importantes para el individuo y la comunidad.” (Paul 1989, 1) Bajo el sistema de cofradías, aproximadamente cada cuatro años se esperaba que los hombres dedicaran todo o parte de su tiempo al servicio público. Los mandatos, que duraron un año, se alternarían entre la iglesia y el gobierno municipal de la localidad. Durante el año de servicio, las responsabilidades de un hombre estarían a cargo de otros miembros de la familia, para que pudieran dedicarse a las necesidades de su oficina. A medida que envejeció, ocupó puestos de mayor importancia, y con estos puestos llegó un mayor respeto de la comunidad.
En el lado civil, Benjamín Paul contó con 35 cargos, entre ellos alcalde, cinco regidores (concejales), un síndico, una policía, primero y segundos mayores (alguaciles), intérpretes (personas que hablaban tz’utujil y español), doce alguaciles (recados) y doce regidores auxiliares que remaban en la gran canoa municipal de madera que iba diariamente entre San Pedro y Santiago Atitlán. (Paul 1989) El alcalde sería elegido por los principales de la ciudad, hombres de la aldea que fueran jefes actuales o pasados de las seis cofradías diferentes. Este sistema en él que el alcalde era elegido por personas que habían servido en las cofradías religiosas mantenía entrelazados el gobierno del pueblo y la iglesia.
En la década de 1940, el general Jorge Ubico introdujo el entrenamiento militar en los pueblos mayas. Uno de los resultados fue que los jóvenes que se marchaban para servir en el ejército se negaban por un tiempo a hacer el servicio en el sistema civil ceremonial del pueblo cuando regresaban. Luego, entre las décadas de 1950 y 1970, el protestantismo comenzó a atraer a un número significativo de mayas. Estos mayas comenzaron a negarse a participar en las cofradías católicas, aunque seguirían desempeñando sus deberes civiles. Durante la década de 1950, cuando el liberal Areval-Arbenz era presidente antes de ser depuesto por un golpe de la CIA, se decretó que el alcalde y otros funcionarios de la ciudad serían elegidos por voto popular. Benjamín Paul observa, “Al principio, esto hizo poca diferencia; el pueblo estaba dispuesto a confirmar la pizarra propuesta por los principales de acuerdo con la costumbre. Pero con el tiempo, surgió la competencia entre partidos políticos rivales, con el resultado de que los funcionarios electos ya no formaban parte de una jerarquía civil-ceremonial unificada.”