En esta pintura, Pedro Rafael representa importantes tradiciones de Chichicastenango: algunas mayas prehispánicas, otros desde la práctica híbrida de creencias y tradiciones mayas y católicas. El Popol Wuj, la historia de la creación prehispánica y la historia del pueblo maya k’iche’, se registró en Chichicastenango. No se puede exagerar la importancia del Popol Wuj, que es uno de los pocos documentos que eludió la destrucción a manos de sacerdotes católicos.
En el centro de la pintura, la iglesia católica de Santo Tomás se eleva sobre una gran multitud. Al frente de esta procesión hay un bailarín que lleva un marco de madera con una pequeña exhibición pirotécnica de colores. En su hombro lleva la escultura de un hombre a caballo, el Tzijolaj. Se trata de una figura mítica, fruto de la hibridez cultural y religiosa, que abre el camino a una vida pacífica. El bailarín es cofrade, miembro de una fraternidad religiosa, y lo acompañan dos músicos, uno tocando el tambor, y el otro una flauta, la chirimilla. Los miembros de otras cofradías los siguen llevando los bastones, varas, símbolo de sus oficios como autoridad. Detrás de ellos, en medio de la multitud, los hombres llevan imágenes de Santo Tomás y otros santos. Estas imágenes están adornadas con plumas de colores brillantes que representan los rayos del sol que emanan de estos santos. El humo del incienso, pom, se eleva frente a la iglesia.
El mercado de Chichicastenango es famoso en toda Guatemala. Es especialmente conocido como uno de los mejores lugares para comprar textiles tejidos a mano y ropa tradicional maya, traje. Este mercado tiene lugar los jueves y domingos en la plaza frente a la iglesia. En la pintura vemos un puesto de tejidos a la izquierda de la iglesia. En el fondo sobre el puesto, dos mujeres se sientan afuera de una casa de adobe. Una está tejiendo tela en un telar de cintura; la otra trabaja con las bolas de lana, algodón o seda que se utilizan en el tejido. Las frutas y verduras también se venden en el mercado y están representadas en la esquina inferior derecha del cuadro. Los vendedores también venden flores y utensilios de barros. Varias mujeres llevan productos o alfarería al mercado sobre sus cabezas, y un hombre lleva alfarería en su kakaxte cargado en espalda, que protege la alfarería durante el viaje a Chichicastenango. Los patrones de los huipiles, blusas tradicionales que usan las mujeres, indican que pueden haber viajado desde comunidades mayas fuera de Chichicastenango.
En el lado izquierdo del cuadro están representados dos de los bailes de máscaras que se realizan en las fiestas de la ciudad y en los días santos. En primer plano, dos hombres elegantemente vestidos con plumas y capas representan a los españoles en la Danza de la Conquista. Esta danza recuerda la historia de cómo los españoles derrotaron al rey k’iche’, Tecum Umam—quien nunca se rindió. Detrás de ellos vemos otro baile de máscaras, el Palo Volador, que es más una actuación acrobática que un baile. Es un baile prehispánico que celebra el solsticio de invierno y el regreso del sol.
Finalmente, en la esquina superior derecha de la pintura, una ajq’iij, un guía espiritual maya, realiza una ceremonia a la luz de la luna en el sitio de Pascual Ab’aj. Es uno de los cientos de sitios sagrados fuera de los pueblos mayas de Guatemala, donde los rituales mayas tradicionales se han realizado en secreto durante siglos. Desde la firma de los Acuerdos de Paz, los mayas ya no pueden ser perseguidos por practicar sus creencias religiosas tradicionales. A pesar de la existencia de leyes en Guatemala sobre la diversidad cultural, aún existen algunas pequeñas sectas religiosas que satanizan las prácticas ceremoniales y el pensamiento maya en la actualidad.