Las pinturas de Paula Nicho Cúmez siempre son simbólicas, y desde el punto de vista de una mujer maya. En este cuadro vemos a una mujer emergiendo de un manantial de montaña. Ella representa el corazón (Ruk’u’x) o la esencia, del espíritu del agua (Ya’). Para los mayas, las cosas tales como la tierra, el cielo, y el agua son seres vivos con un espíritu, al igual que las plantas, los animales o las personas. Paula explica: “Estas son las energías que nos protegen y nos brindan seguridad y alimentación, como lo hace una madre. Nuestra Madre Tierra es generosa y quiere vernos crecer. Nos da agua de su pecho y nos deja vivir en su cuerpo como su recuerdo.”
Hay un tema secundario en esta pintura, uno que Paula revisa regularmente en sus pinturas. Los diseños tradicionales en el tejido maya se ven en la piel de la mujer, no en algo que está usando. Así Paula indica que el traje que usa todos los días es como una segunda piel—parte de su esencia como mujer maya.